Cuando pienso en mi primera sesión con Majo tengo, más que una narración, una breve colección de fotografías mentales que me ayudan a evocar enseguida los recuerdos de aquella época. Bastará con decir que pude pedir ayuda recién cuando mi malestar llegó a intoxicar casi por completo mi vida. No tenía la menor idea de a dónde acudir. Visité muchos perfiles de esta página que no llegaban a transmitirme la sensación de haber encontrado lo que estaba necesitando. En un momento dado, llegué a este perfil y supe con certeza que era el indicado.
A dos años de la primera consulta, no dejo de asombrarme de sus habilidades para escuchar (inclusive, escuchar a través de la observación) a diferentes niveles en simultáneo. Por otro lado, pude comprobar que cuando es necesario recurrir a la medicación, lo hace con prudencia y responsabilidad. Siento admiración por su formación y por la pasión demostrada por su profesión. Y, por sobre todas las cosas, respeto y agradezco profundamente el compromiso y la entrega con el sujeto que llega en busca de ayuda y toda la complejidad de la situación que lo acompaña. Ésto, creo, me dio a mí la posibilidad de establecer un vínculo que perdura en el tiempo. Y siento que el espacio creado en la terapia es siempre un lugar seguro al que puedo volver cuando lo necesite. Diría que es lo más parecido a la sensación de tener un hogar al que regresar.
Paciente